En las películas, cuando un objeto empieza a humear, siempre acaba explotando.
En la realidad, cuando un objeto empieza a humear luego sigue humeando un tiempo, las llamas prenden primero lo accesorio, que empieza a retroceder hasta que tras el humo solamente se aprecia ya la estructura, que acaba por derrumbarse y lentamente la pira va haciéndose brasa, luego cenizas y un día una ráfaga de aire se las lleva y el objeto se olvida.
Ambas representan una pérdida, pero cuál estamos contando.