¿Quiere un mejor periodismo en 2017? Pues aprenda a quejarse

Este pasado año me han braseado en redes sociales tanto como a cualquiera que se dedique a esto: que si vaya titular tendencioso, que si menuda foto has elegido, qué entradilla o pie de foto más lamentable, qué vas de graciosillo, aprende a escribir gañán, a esto lo llaman periodismo, qué opinará @pedroj_ramirez de esta «noticia» de @bajoelbillete, etcétera, etcétera.

Los periodistas vivimos una época privilegiada en cuanto a la interacción con los lectores, y viceversa, porque ya todos somos un poco ambas cosas: creadores y receptores de información. Sin embargo, la capacidad de poder quejarse de las noticias no siempre las hace mejores. De hecho, casi nunca las hace mejores.

Así que, para que este nuevo año sea un poco más fructífero, he venido a decirle, lector, cómo debe quejarse de las noticias. Y sé que esto le irrita mucho porque, por lo general, los lectores digitales somos unos niñatos malcriados, pero siga conmigo un poco más y quizá comience a apreciar esa agradable sensación casi olvidada: la presión de las correas de la disciplina sobre su cintura.

Escuche bien. Así es como tiene que criticarme, a mí y a otros compañeros periodistas, a partir de ahora. La industria se está desmoronando, pero vamos a tratar de comportarnos como adultos. Se acabaron las chiquilladas.

No olvide nunca en qué terreno nos movemos

Sabe tan bien como yo que los medios en internet vivimos de los clics. Usted no paga un céntimo por leernos y, a cambio, los jefes nos miden a fin de mes en función del tráfico que hemos conseguido. Ese es el acuerdo tácito que mantiene en pie el edificio.

Cuando escribimos una noticia, tenemos muchas cosas en cuenta, la primera de ellas es que sea informativamente relevante pero el impacto en visitas que pueda tener es un factor. Si es probable que usted no la lea, es probable que yo no la escriba.

Por supuesto, más de una vez se nos va de las manos y acabamos haciendo puro clickbait, un titular que promete mucho más de lo que ofrece, pero es la consecuencia lógica de este modelo fallido.

Otra cosa que se suele ver a menudo es una derivada de lo anterior. Los medios digitales suelen publicar más de 50 noticias al día y tienen secciones dedicadas únicamente a generar mucho tráfico. Así que piense en todo esto antes de escoger la peor noticia que vea ese día en una web y tuitear escandalizado…

«NUEVO PERIODISMO»

No servirá de nada para mejorar la calidad de la prensa. Es más, cuando veo a alguien así pienso «si es un lector tan exigente, ¿por qué no está leyendo algo a su altura en Der Spiegel en lugar de andar hozando en la mierda?»

Lo que sus quejas dicen sobre usted

No crea que no he hecho los deberes pese a estar en periodo vacacional. Una vez aclarado lo anterior, hay que introducir una explicación.

Según leí en este artículo del Wall Street Journal sobre cómo quejarse de forma efectiva, los psicólogos distinguen entre dos tipos de quejas: expresivas e instrumentales. Aplicadas a las noticias, una queja expresiva sería tuitear «¡vaya mierda de reportaje te has escrito sobre las elecciones estadounidenses!» y una instrumental sería «¿no deberías incluir también el punto de vista de los votantes de Trump en este reportaje?» Más o menos.

Otra cosa que algunos estudios dicen es que hay gente que tiende más a quejarse de forma expresiva y otra, de forma instrumental. La forma de expresar las quejas, no sólo sobre las noticias, tiene que ver con la satisfacción y el bienestar que uno tiene en su vida.

En resumen, hay muchos factores detrás de una queja y no podemos controlarlos todos, pero hay una clave en la que deberíamos pensar antes de enviar una queja y es… ¿quiero cambiar las cosas y ayudar a que el periodismo sea cada vez mejor?

Si su respuesta es NO, puede cerrar esta pestaña. Si su respuesta es SÍ, aquí van unos consejos.

De qué y cómo podemos quejarnos

La figura del Ombudsman o defensor del lector es casi inexistente en el periodismo español, pero sepan una cosa, si existiera no podrían quejarse de lo que les diera la gana. O mejor dicho, sí podrían pero sólo unas cuantas quejas tienen el poder de modificar un artículo.

The Guardian, que tiene un defensor desde 1997, estipula el tipo de quejas que acepta. Las he adaptado, resumido o actualizado para elaborar una breve guía de apenas tres puntos.

En redes sociales, mencione siempre al autor de la pieza. Ni el community manager, ni el director del medio ni ninguno de los otros trabajadores o colaboradores tienen la autoridad, la capacidad o el interés de modificar una noticia errónea.

Que no esté de acuerdo no significa que esté mal. Buena parte de las críticas no son críticas a la propia pieza sino en desacuerdo a una declaración o al propio enfoque del artículo. Este tipo de quejas, que The Guardian califica como «triviales, hipotéticas, vejativas o insignificantes» suelen ser las primeras en ser descartadas, téngalo en cuenta.

Sobre qué cosas no se quejan nunca los lectores y deberían quejarse siempre. Cuando una frase o extracto sea impreciso, cuando una fuente es anonimizada sin aparente necesidad, cuando el periodista no ha ofrecido a alguien la posibilidad de responder de las acusaciones o cuando el periodista interfiere en el duelo o el dolor de una víctima.

Podrían añadirse otras, más específicas para temas espinosos como el periodismo de finanzas o judicial, pero me apartaría del objetivo de este post. Dejémoslo en tres puntos, todo sustancia, cero tontería.

Memorícelos querido lector y prepárese para hacer un favor a los medios españoles en 2017 atorrando hasta la muerte a sus plumillas mileuristas favoritos.